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Música ambiente


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sábado, 26 de marzo de 2011

Desesperado


Ese sentimiento de quererte,
no tenerte,
verte,
no poder amarte,
acariciarte,
desesperarme por escucharte,
que el silencio se rompa por mi palpitante
corazón agitante.

Ese sentimiento de no poder tenerlo,
que un día me quisiste y sin comerlo ni beberlo
ya no...
de estar insano,
apagado
porque un día me tuviste encerrado
en ti.

Que por ti viví
sentido no encuentro a estar así
pero aún así lo estoy
y aunque no lo creas voy
a llorar apartado
en un lugar asolado,
escuchando el sonido de mi palpitante y agitado corazón
en un lugar donde reina
el silencio de mi pena.

by: Fco. Javier Cruz

martes, 15 de marzo de 2011

Por la gente fallecida en Japón


No hay raza
No hay banderas...
Sólo manos compañeras.
Corazones que atraviesan fronteras.
Naturaleza que se sacrifica,
No nos destruyas con tu ira.
Solamente espero una cosa,
Que esto sirva de escarmiento
Hay que vivir el momento
¡Tenemos que tratarnos como hermanos!
Tristeza y soledad
Redención y desesperación.
Padres sin hijos,
Hijos sin padres,
Hermanos sin alguien que los iguale,
Humano traicionero llorando constante,
Estrella sin brillo danos amante,
Gente con precio,
aprecia a la gente,
Comida escasa,
Radiación inminente,
Todo tan rápido,
Sin tiempo de reflexión,
No hay margen de error
Y cuando todo lo has perdido, ya no hay religión.

Cuando hay una única salida, es la muerte.
Pero cuando prefieres tomar el camino difícil te levantas y empiezas de nuevo.
Porque nunca sale nada bien.
Y un comienzo es lo que todos necesitamos.
¿Y tú? ¿Lo querrías?Fco. Javier Cruz

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cap. 5 Epílogo

-La locura lleva a la genialidad. Gente traumatizada, actúa a la defensiva.
-Esta tarde Martín me espera en el parque...-Dijo Damian cambiando de tema.-La primera le pillé desprevenido.
-Estás evitando mis preguntas, eso se sale del protocolo. Yo soy quien lleva la conversación y quien hace las preguntas.
-¿Seguro que no quiere seguir hablando de mi tema?
-Me interesa. Pero no es a lo que hemos venid...
-A las 6 y media me dijo. Quería que fuese solo.
-¡DAMIAN, YA!
-¡YA NO! ¡ESTOY HARTO DE USTED Y DE SU TERAPIA, DE QUE ME TOME POR EL PITO DE UN SERENO Y DE SUS ESTUDIOS DE LOQUERA!
-¡Toda la información que te dé Martín después me importa, pero ahora no ayuda!
-¡¡Tampoco ayudará nada si la información que me da Martín es a golpe limpio!!-Dijo llorando.
-No debes tener miedo. Su cobardía se redimió con los golpes que le diste.-La tenue luz que pasaba por aquellas ventanas, hacían en la habitación, entorno de relax e invitaban a todos sus habitantes pensar con claridad, pero la tensión que Damian transmitía se podía cortar con un cuchillo.
La mañana siguiente, fue una cualquiera de un sábado que prometía. La puerta cerrada del cuarto de Damian no ensordecía los gritos que sus padrastros pegaban escaleras abajo. Damian estaba tranquilo, por algún extraño motivo lo estaba.

Estaba en el empolvado espejo que decoraba el aparador caoba que enfrentaba su cama. Planeaba algo para aquella tarde. Botes de pintura utilizaba. Oscuros y vivos colores tintaban el agua de un vaso.
A la 1 se paró a escuchar lo que sus padres decían.-Tu hijo estaba pasando malos momentos y tú, su padre, ¿dónde estabas para ayudarlo? Me das asco.


En la comida, sólo se escuchaba el sonido de los cubiertos en los platos. Damian seguía tranquilo pese saber que faltaban 3 horas para las 6.
La tristeza que a la familia Stevenson inundaba no había quien la remediase.
Faltando 1 hora, Damian salió a hurtadillas de la cocina, aunque por mucho ruido que hiciese, sus padrastros, Stella y Kurt, no se alertarían pues estaban pensativos y distraídos.
A las 6, Damian escapó nervioso de su casa, sabía que era un momento importante. El parque era mas bien un descampado con pocos columpios y toboganes, realmente era solitario.

'
Pasaron las horas y solamente el alma de Damian quedaba allí, y, que él supiera, sólo sabía que estaba en aquel lugar, su psicóloga, Rachel.

Mucho más tarde. el parque se llenó de espectación. La única noticia que llegaba de Damian era un pañuelo "ensangrentado" en el que, analizando, eran mezclas de pintura. Damian había planeado su escape desde un principio y, como Rachel dijo: La locura lleva a la genialidad.
¿O simplemente era signos de cobardía?
Isobel se conmocionó al recibir la noticia de la desaparición.
Martín desapareció al cabo de la semana. Días después encontraron su cuerpo destrozado en las vías del tren.


FIN

lunes, 7 de marzo de 2011

Cap. 4

-¿Qué narices quieres, pollito?
-¡No vuelvas a tocar a Isobel!
-Sigue así y terminarás como tu novia.
-¡Que te jodan!-En este instante, Martín me lanzó la piedra. Gracias a si mala puntería, sólo me hizo un rasguño en la camiseta. Bajo aquella tarde nublada, en la media hora de recreo, yo, Damian Stevenson, me abalancé sobre Martín.
Mientras llenaba mis manos de la sangre de un inútil de la talla de Martín, escuchaba los gritos desgarradores de Isobel que decían "¡Parad!". Momentos después, sus gritos se enmudecieron tras los eufóricos alumnos del instituto que gritaban "¡Pelea!"
"Acabé con mi ira... me cegué de ella... Oscuridad me invade..."
Me desperté en el patio, la directora me ayudó a ponerme en pié.
Mandó a Martín a su casa y, a mí, me vendaron la cabeza. Alguien me golpeó en la cabeza con la piedra.
Pasaron varios días en los que Isobel no venía a mi casa y los abusos ya escaseaban. Un día, en el segundo recreo me acerqué a ella.-Is...
-No me hables en la vida.
-Hice lo que tenía que hacer.
-Ah, ¿si? Para tu información, gracias a ti ya no tengo vida social.
-¡Lo hice porque te quiero!-Isobel me miró fijamente con desprecio.-Estás mal de la
cabeza, ¿verdad? Nunca voy a estar contigo, mocoso. Todo lo que pensabas que hacía por amor, lo hacía por dinero. Si alguna vez te apoyé, era para que te centrases en tus estudios, imbécil.-El tiempo se paró, mi corazón se encogió lentamente.-Eres la peor persona que se le puede echar a uno en cara.-Contesté.-Ojalá hubiese dejado que Martín te golpeara con esa piedra.
La soledad desde aquel momento me inundó... no podía centrarme en nada. Mi falsa familia se preocupaba por Isobel más que por mi y el odio que por dentro sentía, lo pagaba con mi madrastra y amigos. Y aquí me tienes loquera, contándote mi vida.
-No me vuelvas a llamar loquera, Damian, soy psicóloga, trabjo con personas como tú, con traumas, no con locos.
-¿Qué diferencia hay?

domingo, 6 de marzo de 2011

Cap. 3

Al día siguiente me disponía a irme al instituto. La pesadilla acababa de empezar literalmente. Era Lunes y ya me dirigía a la puerta del infierno y, cómo no, en la puerta me esperaban los correspondientes demonios.La sonrisa maliciosa de Martín, el cabecilla, ya me ponía nervioso. Era rubio, ojos ámbar... y gilipollas de narices; vamos, un partidazo. Sabía que el día iba empezar con la motivación de Isobel, que también me esperaba.-Hey tú, friqui.-Pasé de Martín y su panda de cobardes.-Mirad chicos, se nos pone duro el chulito éste. A mi no me chuleas, ¿eh?
-No caeré tan bajo p-p-para ponerme a tu altura cobarde...-Dije tartamudeando de miedo. Entonces me empujó cuando sentí la zancadilla de Luís, otro de sus cobardes secuaces. Me cogió de la camiseta.-No vuelvas contestarme así p-p-pollito.-En ese instante vi bajar rápidamente el puño a la vez que vi a Isobel atraparle el brazo, entonces sonó la alarma y salieron corriendo como ratas.
Isobel me ayudó a incorporarme.-Has hecho bien, en contestarle así. A ver si un día de estos se le bajan los humos...- Sus palabras me reconfortaron.
Después de clases, en el recreo, espié una conversación con Martín.-Ya veo como miras al pollito.-Dijo Martín-Te aseguro que no hay nada entre nosotros dos, tu sabes que sólo pienso en ti.-A Isobel se le saltaron las lágrimas. No escuché lo siguiente que dijo el cobarde de Martín, pero alguien dijo que una imagen vale más que mil palabras. Le dió un guantazo. Ahora la rabia la sentía yo por dentro. Salté.-No la toques cabr...-Me miró con un piedra en la mano. Sus ojos transmitían odio.
En aquel momento sólo pensé una cosa; MATARLO.

Cap. 2

Mi madrastra nos preparó un poco de té con mucho limón. Isobel agradeció la bebida.
Yo miraba sus ojos. Ella miró los mios y sonrió.-Damian, en esos ojos sigue habiendo rabia. No probaste la terapia que te puse, ¿verdad?
-Isobel, apuntar o desahogarme escribiendo en un papel no sirve.
-Pues en ese caso deberías de saber qué hacer.
-Yo no soy así, no soy como ellos.-Dije con la congoja.-Si tienes que llorar, llora, pero no te quedes en silencio. Diles a la cara lo cobardes que son.
-¡Entonces me partirán la cara!-Eche llorar, mis lágrimas hicieron que mi maquillaje fuese desapareciendo.-Por lo visto no será la primera vez. Di lo que tengas en mente hacer y te defiendes, tu no atacas a alguien indefenso Damian, atacas a una mala bestia. Tu no eres como ellos, yo lo sé.-Sus palabras me consolaron. Sabía que era una forma de seguir adelante, pero yo no me veía capaz de plantarle cara.
Aquella tarde me reforzó más el estado de ánimo que cualquier otra cosa, y me enseñó que por muchas asignaturas que refuerces siempre habrá una pendiente que reforzar: la vida.

sábado, 5 de marzo de 2011

Capítulo 1

Una mini novela sobre un chico que sufre bullyng escrita por mi. La serie, de momento será contada en 5 cortos capítulos, de momento no tengo mas pensado...
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Desperté con mi imagen. Mis rojos rizos se aplastaban contra la almohada mientras observaba aquel tétrico espejo.
No es que sea un cobarde, puedo ser el más valiente, pero este antiguo espejo dorado, oxidado y sucio me daba mala espina.

Me giré cara a la pared de mi habitación y miré mi reloj. Las 2 y media, bastante tarde como para seguir durmiendo. Me levanté de la cama apartando la vista del espejo y me dirigí al cuarto de baño.
Sentir la ducha caliente sobre mis heridas me hacía recordar los abusos que día a día recibía en la escuela.

Me apliqué maquillaje sobre mis heridas... ahora es cuando realmente me sentía bien delante del espejo polvoriento que mi habitación acogía.

Bajé las empinadas escaleras que llevaban hacia el recibidor y me dirigí a la cocina. El olor que desprendía la olla me recordaba al que me alimentaba en mi anterior casa. Mi madrastra preparaba menestra.

-¡Damian! Pon la mesa, Isobel está apunto de llegar.-Isobel era la profesora de apoyo que me daba clases particulares... la verdad es que ella era mi único consuelo desde que recibía abusos en la escuela.
Suena el timbre.-Abre, es ella.-Isobel me esperaba al otro lado, su rubia melena se veía por los cristales que rodeaban la puerta. Aunque el sol no ayudase mucho, su largo pelo de oro reflejaba destellos que hacían que se resaltar sus azules ojos.-¡Hola, Damian! ¿Qué tal todo?
-Ya sabes... podría ir mejor.
-Hablo de tus estudios. Ya veo que no puedes sacarles de tu vida, ¿eh?-Dijo susurrándome al oído. Isobel tenía 17 y no había cumplido la mayoría de edad, mi madrastra pensaba que una chica cercana a mi edad y superdotada como ella, congeniaría mejor y sería buen refuerzo, a demás, a ella le venía bien el sueldo que mi madrastra, Stella, le pagaba.-Buenos días Stella.
-Buenos días. ¿Has comido ya?-Preguntó mi madrastra.-Si,ya comí.
-Mamá, ya no tengo más hambre...-Dije tan sólo por irme antes con Isobel .-¡Pero si no has probado bocado!-Contestó mi madre mosqueada. Me levanté de la mesa y me dirigí a mi habitación con Isobel.

viernes, 4 de marzo de 2011

La vida no es esperar a que la tormenta cese...


Miro por mi ventana y veo que el cristal está empañado y no me deja ver
con claridad.
Veo caer gotas de amargura mientras escribo palabras de agonía en
un papel.
Escucho la tormenta que se avecina, así intuyendo que se oscurece el cielo
encerrándome en mi tristeza.
Oigo truenos que estallan y monstruos que por el viento silban...
Siento que no llegará pronto a su fin.
Presiento que sólo hay una solución...
Sólo hay que degustar la vida de otra forma
y hay que probar diferentes puntos de vista,
que los sentimientos de cada momento son diversos
pero la tristeza, amargura y penurias que apuntes en aquel papel
se borrarán si aprendes que
la vida no es esperar a que la tormenta cese
sino, saber bailar bajo la lluvia.
escrito por: Fco. Javier Cruz.
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